Terrenos que sólo valen para pagar dinero

En España, casi todo el que es de un pueblo, o sus padres son de un pueblo, tiene un terreno. Normalmente son pequeños terrenos, pero casi todo el mundo tiene algo de terreno. ¿Y para qué les sirve? La respuesta más habitual cuando se les pregunta esto es “para nada”. Pero no es cierto. Es verdad que esos pequeños terrenos no suelen ser rentables para la agricultura, y tampoco para la ganadería. Y tampoco se puede construir en ellos, ni siquiera una casita pequeña para ir algún fin de semana, porque la legislación de la zona lo suele prohibir. Pero eso no significa que no sirvan para nada: sirven para pagar dinero. O, más concretamente, sirven para que los políticos les roben gracias a esos terrenos.

Porque son los políticos los que impiden dar un uso a esos terrenos, construir en ellos, o lo que sea. Y, casualmente también son los políticos los que hacen que haya que pagar impuestos para poder mantener la propiedad de esos terrenos. Y cuando se heredan esos terrenos, también hay que pagar. Y de vez en cuando se inventan alguna tasa o algún impuesto nuevo para cobrar más dinero a los propietarios de esos terrenos.

Es decir, los políticos prohíben que esos terrenos puedan tener algún uso, pero cobran a quienes tienen esos terrenos, sólo por tenerlos. Por tanto, ¿Para qué sirven esos terrenos que la gente tiene en sus pueblos? Según el punto de vista:

  • Para los políticos en el poder: para robar.
  • Para los propietarios de los terrenos: para pagar dinero a cambio de nada o, dicho de otra forma, para ser robados.

Y de vez en cuando algún propietario de unos pequeños terrenos “tiene suerte” y los vende por una miseria. No gana nada, pero “se quita un problema de en medio”. Lo que en realidad pasa en la mayoría de esas ocasiones es que el político que le prohibía usar sus terrenos (a él y a unos cuantos vecinos) se ha puesto de acuerdo con un “listo”, y al listo sí le permite usar todos esos terrenos, a cambio de dinero, claro. Y esos pobres propietarios a los que esos terrenos sólo les han servido para pagar dinero, ven la situación como un alivio, en lugar de verlo como una forma refinada de extorsión, que es lo que es. Y el/los políticos y sus listos ganan mucho dinero a costa de este “negocio”.

En definitiva, lo que se hace es una forma refinada de la expropiación: se permite a los legítimos propietarios mantener la propiedad del suelo, pero se les prohíbe usarlo, e incluso se les cobra por tenerlo. Aparentemente no se está expropiando esos suelos, pero en la práctica para el propietario tener esos terrenos es incluso peor que no tenerlos, porque si no los tuviese al menos no le costarían dinero, pero al tenerlos, no solo no puede hacer nada sino que tiene que pagar.

El resultado de esta no liberalización del suelo es fácilmente visible cuando se viaja por España por carretera, o se mira España desde Google Earth. Por ejemplo:

  • Zonas totalmente despobladas, pero con unas cuantas casas o una urbanización en medio.
  • Zonas construidas, pero con zonas concretas en las que se prohíbe construir.
  • Despoblación de muchos pueblos de España, porque se prohíbe a los dueños de los terrenos hacerse una casa o un negocio en sus terrenos, y sólo tiene la opción de comprar a quien tiene permiso para construir que, obviamente, la cobra mucho más cara de lo que cuesta construir una vivienda en un terreno propio.

Y el resultado económico es difícilmente calculable, pero es evidente que la suma de lo que pagan todos esos propietarios de terrenos da una cantidad importante, igual que es una cantidad importante lo que ganan aquellos que se asocian con políticos para construir en terrenos a los que otros les prohíben construir.

Obviamente, esto es injusto. Es injusto expropiar propiedades privadas para enriquecerse los que las expropian y sus socios, así que más injusta es esta forma refinada de expropiación.

¿Y qué se puede hacer para acabar con esta injusticia? Liberalizar el suelo. Es decir, permitir que se construya en todos los terrenos que hay en España, excepto los que tengan especial protección (en los cuales sí se construye con el suelo no liberalizado, dicho sea de paso). Eso sí, entendiendo que liberalizar no significa no regular. Por ejemplo, se puede limitar el número de alturas, o la distancia a otros edificios… pero sin permitir regulaciones que en la práctica prohíban construir, tipo exigir parcelas mínimas demasiado grandes.

Los beneficios económicos que supondría para la economía de millones de españoles la liberalización del suelo serían enormes, además de ser algo justo, y acabar con toda la corrupción vinculada al urbanismo.

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